uno siempre lleva a cuestas
el tiempo que no le pertenece”.

DIOSES DE AGOSTO
¿Cuánto sufrimiento ha vivido el ser humano en soledad?
¿Cuánto dolor sembrado por el odio, el egoísmo, la violencia, la avaricia?
¿Cuánta hipocresía nos rodea?
¿Cuántas pérdidas no resueltas en nuestro camino?
¿Cuántas veces hemos sentido la necesidad de llamar a Dios?
Este libro está dedicado a todas aquellas personas que en algún momento de su vida han padecido situaciones de dolor, de amargura, de pena, de soledad… y han buscado en su Dios o sus Dioses una ayuda, una mano a la que agarrarse, un hombro en el que poder llorar, aunque estos, a veces, pensemos que están de vacaciones de agosto.
EL CAMINANTE DE HOJALATA
Somos camino, desde que nacemos somos las sendas que recorremos y a cada paso nuestra
historia se escribe sobre la arena.
Todos, en algún momento de nuestras vidas, también somos caminantes de hojalata y
tenemos que transitar por caminos oscuros donde los puntos de luz apenas se divisan.
Camina junto a mí, querido lector, en estos poemas donde la falta de luz no impide que
podamos avanzar hacia un nuevo amanecer. En ellos verás soledad, muerte, tristeza, dolor,
pérdida
pero también amor y esperanza.
Recuerda que los poetas, cuando escribimos, tenemos media alma en el paraíso y media
alma en el infierno
TODOS LOS RINCONES DEL MUNDO
Todo mundo tiene rincones y en cada rincón viven mundos diferentes. Por supuesto, en este poemario, no están todos, demasiado para un poeta y demasiado para un poema, pero sí están aquellos que de alguna manera reflejan el mío, el que me rodea y el que de lejos me abruma.
El mio es uno más, como el de cientos de madrigueras en cientos de vidas anónimas. Esas vidas son las que merecen ser contadas y a ellas les dedico este poemario.
PERMISO PARA VIVIR
Este libro está dedicado a nuestros mayores porque nos gritan las noches de luna nueva, porque existen, porque los puedes abrazar y sentir, no son solo fantasmas y recuerdos. En él encontrarás poemas, cuentos, y mucha belleza porque creemos, como Pitágoras, que una bella ancianidad es la recompensa de una vida bella.
Envejecer es desaprender a vivir con sabiduría. Nuestros protagonistas, cada uno a su manera, nos lo muestran a lo largo de estas páginas. Todos ellos en sus setenta, en sus ochenta, en sus noventa: luchan, ríen, aman, lloran, recuerdan, abrazan, esperan, enferman, olvidan, comparten, sueñan, aprenden, gritan, perdonan… y sobre todo desean no tener que pedir permiso para vivir.