C.G.S
-Papá ¿qué es esta cajita?
-Es la caja de guardar secreteos, camino.
-¿Y cuántos caben, Papá?
-Los que quieras.
-Papá, ¿cabe un pastel de nata atado
en el pulgar de un príncipe inmaduro?.
-Claro que si, preciosa.
-¿Y cabe un vestido rojo del mismo color
que las venas de un atardecer?
-Por supuesto.
-¿Y crees que caben también los acordes
de una guitarra que ha perdido su oficio en
el armario?
-Caben cariño, claro que caben.
-Pero Papá, estoy en una cama de hospital
y mi horizonte es un ataúd blanco que
ilumino con la única cerilla que me queda.
-Camino, con esa luz tu nombre decide dibujar
en la arena la flor que vive en el desierto.
-Papá ¿puedo contarte otro secreto?
-Dime mi niña.
-Me muero, no se lo digas a Mamá.
-Camino, moriremos los dos juntos
sin que Mamá se dé cuenta, porque
lo haremos como lo hacen los ángeles,
escondidos en la maleta de un payaso.
-Sí Papá, y en los aniversarios actuaremos
para ella y ocuparemos el rincón oscuro
de sus ojos con sonrisas.
-Papá, mi cerilla se está apagando,
gracias por morir así.
-Camino, gracias por vivir así.